Como cada año por la misma época, el pánico me invade poco a poco. Las Terrenas se convierte en el patio de recreo de personas que, con la ayuda del sol y del alcohol (especialmente el alcohol), pierden toda noción de sentido común, respeto y responsabilidad. Cuanto más tontos, mejor. Lo primero no nos importa, ponemos la música a todo volumen, bueno… pero eso no importa, como es el último y primer día del año, celebramos el acontecimiento como corresponde a nuestra inteligencia y, Desafortunadamente para mí, mis vecinos tienen un nivel de inteligencia como el de las margaritas, y de nuevo… Entonces, qué mejor manera de llamar la atención, de demostrar que somos inteligentes, ricos y que sabemos, que hacer estallar petardos y fuegos artificiales. No importa que estén, a izquierda o derecha, rodeados de techos de caña, lo principal es reírse. Vimos en el Pueblo de Pescadores y luego en el Paseo lo que una simple chispa le puede hacer a un techo de caña… pero les da igual… No, ni siquiera es eso, no lo tienen todo simplemente no son conscientes de ello. la gravedad de su acto idiota.

Me tomé el tiempo para contactar a los bomberos. Conscientes del problema, designaron un equipo para esta peligrosa noche, no sólo para intentar reparar los daños (lamentablemente, a menudo es demasiado tarde), sino para detener a los perpetradores.

Debes saber que el Ministerio de Turismo y Medio Ambiente prohíbe estrictamente cualquier exhibición de fuegos artificiales en el país, sea cual sea y dondequiera que esté, sin el estricto acuerdo de los bomberos y su presencia en el lugar. Me lo vas a decir, palabras, palabras, a nadie le importa. Pero este año estoy decidido a intentar lo imposible para estar más sereno en el futuro. Entonces, vale, que los chiringuitos se diviertan jugando a este jueguito, aunque lo deploro por el simple consuelo de mis perritos que lo odian, lo entiendo, pero, eso sí, como cada año mis vecinos estúpidos lanzan sus cohetes incendiarios contra mi techo, los reporto inmediatamente llamando a los bomberos al 829 263 4489. Están notificados y están esperando mi llamada. Simplemente se arriesgan a ser encarcelados inmediatamente y a recibir una multa proporcional al riesgo incurrido. Al mismo tiempo, espero no tener que llegar a ese final. Y evita tu sarcasmo… están en casa, etc… eso no tiene cabida en este caso.

Quizás algún día podamos disfrutar de estas vacaciones sin ansiedad. Digo nosotros, porque sé que en mi caso somos muchos.

Vamos, crucemos los dedos para que la conciencia vuelva a los alcohólicos u otras personas lobotomizadas. No se gana pero la esperanza nos mantiene vivos.